Contador de Visitas

viernes, 1 de octubre de 2010

TENGO UN AMIGO...

Tengo un amigo al que digo no entender en muchas ocasiones. No es cierto que no lo entienda, es más bien que me pesa tener que darle la razón en algunas cosas (que no la tienes en todas las cosas, eh?). Sé que estas palabras no le extrañarán puesto que a estas alturas de la vida ya no le extraña nada, nada le sorprende y nada le ilusiona. Es joven, pero lleva a sus espaldas el peso un corazón cansado y una mente brillante. Un corazón sobreexplotado en ocasiones que ahora se limita a realizar unos servicios mínimos como sí se hubiera puesto en huelga permanente. Y que decir de una mente brillante?? En los tiempos que corren a veces es el peor castigo que puede tocarle a uno.

Es un chico especial, lo sabe, o al menos dice saberlo, pero se siente incomprendido y hasta molesto, creo yo, por los tiempos en los cuales le ha tocado vivir. Según el día, puede hasta mostrar una pizquita de ilusión por algunas cosas, pero pone todo su empeño y esfuerzo en que se le pase pronto. Siempre existe alguna causa, algún motivo por el cual desencantarse. Supongo que tiene que ser muy difícil llevar sobre los hombros su pesada carga que no es otra que la de ver como “la masa”, que es como el denomina a la mayoría de las personas, son cada vez mas conformistas, mas borregos entre los borregos. Este es el momento que le ha tocado vivir y la sociedad que va a tener que sufrir y soportar, pero él no se resigna a que las cosas sean así y sé que sin duda ese inconformismo es una de las grandes causas de su desazón particular.

Mientras el resto nos preocupamos por intentar entendernos a nosotros mismos, por intentar no cometer los errores que en el pasado nos pudieron dañar, él ya ha superado esa fase (a la que el resto solemos dedicar casi toda nuestra vida, cometiendo error tras error y poniendo todo nuestro empeño en aprender algo durante el camino). Creo que un día se dio cuenta de que los sentimientos sólo le molestaban (como el mismo ha manifestado) y decidió enterrarlos. Yo lo respeto, aunque no esté de acuerdo. De hecho quise ser así, pero rectifiqué a tiempo, quizá no consiga pasar a la siguiente fase, quizá me pase el resto del tiempo que esté entre vosotros luchando conmigo misma, repartiendo el tiempo entre puñaladas y besos, risas y lagrimas, dulces y amargos. Pero es como quiero que sea, al menos por ahora. Aún no he tirado la toalla.

Mi amigo ahora se preocupa por los grandes males que nos asolan, que nos paralizan y nos mantienen por tanto en un status quo de lo mas irritante y peligroso. Ahora se preocupa por la incultura, la ignorancia, la falta de alicientes que hacen que la sociedad actual no intente superarse, no se marque objetivos, no se esfuerce por destacar. Sé que la tristeza que a veces veo en sus ojos es fruto de la desilusión de ver como todo el potencial que tenemos se desperdicia, ver como nos reblandecen el cerebro dándonoslo todo hecho con la única condición de que no nos planteemos si lo que nos dan es lo que deben darnos, es lo que queremos que nos den, y sobre todo, el ver como además nos lo venden bien acompañado, con una guarnición de falsas promesas de felicidad y todo ello con la única condición de que pasemos a formar parte de ese rebaño cada vez mas numeroso.

Sin duda esta debe ser una tarea agotadora y por ello me solidarizo con él y con su causa e incluso a veces entiendo su malestar, su desilusión y su enfado con el mundo. No puedo ayudarle porque no sé como hacerlo…
Y es que como os decía, TENGO UN AMIGO, un amigo que miente (pero todo el mundo miente), un amigo al que probablemente yo no lo importe nada o quizá si, sólo sé que es mi amigo.

Autor: MRM

No hay comentarios:

Publicar un comentario